La pandemia dejó al descubierto nuestra vulnerabilidad emocional y cómo, además de brindar importancia a nuestro estado físico, la salud de la psique y las emociones es vital para sobrellevar estados de presión, estrés y dificultad.
Sin duda alguna, han sido tiempos de retos, en donde la resiliencia de las personas ha sido necesaria para levantarse de las adversidades, adaptarse a los cambios y mantenerse firmes ante el futuro incierto.
Sobre resiliencia y aprendizajes
Y trabajar en la resiliencia no es cosa sencilla. Poder adaptarnos a los cambios, aprender de los retos y los errores, o bien, buscar rutas alternas a los contrastes de la vida necesita tener como base inteligencia emocional; un sentido de equilibrio y balance para poder vivir todas las emociones a nuestro alrededor con la única certeza sostenible: todo es temporal, y esto también pasará.

La felicidad es una estación del camino, no el objetivo
Pensar la felicidad como un tránsito diario y no el objetivo final. Generalmente nos encontramos buscando la felicidad en cada paso que damos y entonces vivimos en una eterna frustración, porque lo más difícil de la vida es encontrar este sentimiento en absolutamente todo.
Más que encontrarnos transitando en la eterna alegría y felicidad necesitamos reconocer cada una de nuestras emociones, validarlas, aprender de ellas y saber que en nuestra vida todo puede convivir en equilibrio: la tristeza, el coraje, la alegría, los miedos. Vivir siempre felices es un ideal que más que ser posible solo crea frustraciones, falsas expectativas y una búsqueda insaciable de qué hacer para ser (o aparentar) ser felices.
Esto como el primer punto para conocer, reconocer y validar nuestras emociones. Transitar en cada una de ellas con sabiduría y certeza, aprender de lo que sentimos en ciertos momentos, en ciertas circunstancias, y prepararnos para ocasiones similares. Actuar con inteligencia conociendo las consecuencias inmediatas o a largo plazo de actuar con el estómago y no con el razonamiento.
Caminemos hacia una mejor salud emocional
Aunque el camino puede ser más fácil de describir que de recorrer, me encantaría compartir contigo un par de recomendaciones para cuidar de tu salud emocional.

- Nombra tus sentimientos. Aunque sea difícil de identificar y por supuesto, de nombrar, trata de detenerte en un momento caótico y ponerles nombre a tus sentimientos. No siempre es enojo, a veces puede ser tristeza o frustración lo que sentimos, identificarlo y comunicarlo de la mejor manera puede ayudarnos a lidiar mejor con los sentimientos y saber el grado de importancia que les debemos dar en los momentos precisos.
- Piensa en distracciones. Sin caer en la banalidad de la recomendación, sugiero hacer una lista con anticipación de cosas que siempre has querido hacer y no haz iniciado, desde lo más básico como ordenar tu cuarto o un nuevo corte de cabello, hasta cosas más complejas como aprender a tocar un instrumento nuevo, leer más, o pintar por las tardes. Tener esta lista presente te ayudará a tener en perspectiva lo que debes hacer, tus capacidades y que cada día es una oportunidad para experiencias nuevas.
- Se amable contigo y los demás. Aunque parezca algo necesario sabemos que somos nuestros más duros jueces. Que la voz que te motiva, te acompaña y te inspira sea siempre paciente y dulce. En momentos de calamidad lo necesitamos.