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La Pirámide de autoestima, una poderosa herramienta para la autorrealización

Según cifras de distintas entidades oficiales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se registran casi 800.000 suicidios en el mundo. Esa alarmante cifra, sin embargo, es tan solo la punta del iceberg. ¿Por qué? Porque detrás de cada suicidio que se consumó hay un multitud de intentos fallidos; tantos, que es imposible contabilizarlos.

La cuarta causa de muerte de jóvenes entre 15 y 29 años, un período de la vida que entendemos como una etapa feliz, es el suicidio. Sin embargo, para muchas personas no es así. De hecho, más bien, es el momento en el que ya no soportan más la pesada carga que las impulsa a tomar la trágica decisión de quitarse la vida. ¡Es una terrible tragedia!

Muchos de esos casos son personas que entraron en profundas crisis debido a su incapacidad para afrontar las tensiones de la vida. ¿Cuáles? Los problemas económicos, las rupturas de relaciones o los dolores y enfermedades crónicos, así como ser parte de grupos vulnerables y discriminados. Lo peor, ¿sabes qué es lo peor? Que hay un hilo conductor.

¿Sabes cuál es? Se trataba de personas con baja autoestima. Personas que, además, no recibieron el apoyo ni la atención requerida y sucumbieron ante el peso de sus dolencias. Lo más grave, lo repito, es que se trata de la punta del iceberg: en el mundo hay millones de personas con baja autoestima que luchan intensamente contra sus manifestaciones.

¿Cuáles son esas manifestaciones?

Inseguridad

Indecisión

Ansiedad

Diálogo interno negativo/destructivo

Dependencia emocional

Necesidad de aprobación externa

Diferentes miedos (y niveles de miedos)

Temor al fracaso

Compararse con otros

Sentimientos de inferioridad y de culpabilidad

Desconfianza

Incapacidad para gestionar las emociones

Alteración de la conducta alimentaria, del sueño y/o de la esfera sexual

Aislamiento

Y hay más, por supuesto, pero estas son las principales, las más comunes. Dificultades que durante mucho tiempo estuvieron ocultas, pero que con los últimos acontecimientos han aflorado, se han hecho visibles. La salud mental, que siempre ha sido una cenicienta, es hoy una de las mayores preocupaciones de los expertos y una seria amenaza para el ser humano.

La autoestima, quizás lo sabes, es la capacidad de reconocer el valor que tenemos como seres humanos, a pesar de nuestros defectos. Reconocer el valor, por un lado, y por el otro aceptarnos tal y como somos, a sabiendas de que la vida también nos da las herramientas necesarias para mejorar, para aprender, sin excusas. El problema es que no las utilizamos.

En la práctica, la autoestima se refleja a través de la opinión que tenemos sobre nosotros mismas, los juicios que nos hacemos y el valor que nos otorgamos como personas. Cuando hablamos de autoestima, nos referimos a una actitud hacia dentro, pues se trata de un proceso de introspección relacionado con la forma de pensar, amar, sentir y comportarnos. 

La autoestima moldea nuestra personalidad, la sostiene y le da sentido. Por eso, justo por eso, es tan importante cultivarla, nutrirla continuamente. ¿Cómo? Hay que despojarse de los miedos, de las creencias limitantes, cuidar el diálogo interno y, sobre todo, cortar de un tajo la dependencia emocional y dejar de prestar atención a la opinión de los demás.

¿Cómo mejorar la autoestima, cómo fortalecerla? Estas son algunas acciones sencillas que te ayudarán: 

1.- Cambia el diálogo interno. Fundamental. La autocrítica negativa, la falta de aceptación y enfocarte solo en lo negativo de tu personalidad te llevará a generar pensamientos autodestructivos todo el tiempo. Es decir, tu cerebro será tu peor enemigo, suelo fértil para consolidar esos hábitos y comportamientos dañinos que lesionan tu autoestima

2.- Baja las expectativas. No se trata de ser conformista o mediocre, sino de entender que la vida es un proceso, que hay que cumplir ciertos pasos y, sobre todo, que no es, como muchos piensan, una competencia. No tienes que ganarle a nadie, demostrarle nada a nadie. Asume, también, que no eres perfecto y que como ser humano eres falible

3.- No te castigues. “Errar es humano, corregir es divino”, reza el dicho. La clave radica en aprender de la lección que incorpora cada error y entender que eso que llamamos fracaso es tan solo una parte del proceso, no el resultado del proceso. Lo importante no es si caíste muchas veces, sino cuántas de ellas te levantaste y seguiste adelante

4.- Cambio lo que puedas. Sí, porque las grandes transformaciones son el resultado de la sumatoria de pequeños cambios. Aborda un aspecto de tu vida que quieras cambiar, que sea fácil de cambiar, y cuando hayas logrado el objetivo sigue con otro más retador. Y así sucesivamente. ¿Entiendes? Además, procura no iniciar solo este camino: busca ayuda

Ahora, y esta sin duda es una buena noticia, hay otras herramientas que se pueden usar para cultivar la autoestima y fortalecerla a largo plazo. Una de ellas es la Pirámide de autoestima, una metodología creada por el sicólogo y sicolingüista mexicano Mauro Rodríguez Estrada, un catedrático universitario con más de 50 libros publicados.

“El hombre está en capacidad de elegir la actitud personal ante cualquier reto, o un conjunto de circunstancias y así decidir su propio camino. Lo que el hombre llega a ser lo tiene que ser por sí mismo. Se ha llamado a la autoestima la clave del éxito personal, porque ese ‘sí mismo’, a veces está oculto y sumergido en la inconsciencia o en la ignorancia”, dice Rodríguez.

La Pirámide de autoestima representa el recorrido del ser humano en el proceso de crecimiento y desarrollo personal del individuo. La comunicación y aceptación de uno mismo son los pilares. La pirámide está conformada por cuatro bloques, y la cúspide representa la autoestima, el punto máximo de aceptación y dignidad del ser humano.

¿Cuáles son esos cinco niveles de la Pirámide de autoestima? Veamos:

1.- Autoconocimiento. Es la base de la construcción de cualquier proyecto de vida. Si no sabes quién eres, qué quieres, dónde estás, de qué recursos dispones y cuáles te hacen falta y adónde quieres ir, te perderás en el camino. Nadie puede desarrollar autoestima si no se conoce a fondo, si no entiende que es como una maravillosa obra sin terminar

2.- Autoconcepto. Surge de la mezcla del autoconocimiento y de la aceptación. Entender que no eres perfecto, pero que así mismo la vida te dotó con una gran cantidad de herramientas valiosas. ¿Cuáles? Tus valores, principios, dones, talentos y las habilidades que vas a desarrollar a lo largo de la vida. Lo que piensas de ti determinará tu destino

3.- Autoevaluación. Una de las tareas más difíciles a las que se enfrenta cualquier ser humano, sin duda. Un proceso que, además, hay que realizar de forma periódica dado que cambiamos constantemente a través del conocimiento adquirido, de las experiencias que vivimos, de las lecciones que recibimos de los errores. La clave está en la honestidad

4.- Autoaceptación. Solo podrá darse en la medida en que hayas superado los tres niveles anteriores. Es admitir y reconocer todas las partes de nosotros mismos como una realidad, un hecho, y reconocer nuestra forma de ser y sentir. Al aceptarse tal como es, la persona puede transformar lo que es transformable. Solo así puede construir su mejor versión

5.- Autoestima. La cima de la pirámide. Solo se llega a ella cuando una persona se conoce, se acepta, se respeta y, además, tiene una escala de valores y desarrolla sus capacidades. Tener la autoestima alta es sentirse bien, valioso, apto para entablar relaciones humanas adecuadas, armónicas y enriquecedoras, además de una comunicación productiva

¿Por qué debemos, todos, desarrollar la autoestima?

Las personas con autoestima alta tienen confianza en sí mismas, poseen un poder de

decisión, tienen un sentido de propósito, una visión acerca de su futuro y de lo que ellos pueden ofrecer al mundo. Se sienten importantes, son conscientes de sus habilidades y están comprometidas para realizar algo que valga la pena, dejar un legado en el mundo.

Algo que no debes pasar por alto: no es conveniente idealizar la autoestima, es decir, creer que va a solucionar todos nuestros problemas o que, una vez la hayas desarrollado, eres una persona perfecta. El de la autoestima es un proceso que solo termina el día en que mueres y, como una planta, requiere cuidados todos los días. Si no la cultivas, se extingue.

Así mismo, haz de saber que la autoestima está determinada, en buena medida, por el entorno que te rodea, aquellos ambientes en los que se desarrolla tu vida. Entonces, debes tener cuidado de con quién te rodeas, de a qué clase de personas les das entrada a tu vida. Por último, se vale equivocarse: siempre es posible corregir el rumbo de tu vida.
La terrible realidad de tantas personas que toman la drástica decisión de acabar con su vida, cualquiera sea la razón, es una doble invitación. Primero, a la reflexión porque es un llamado de atención de quienes requirieron ayuda y no la obtuvieron; segundo, a la acción, porque la felicidad, la abundancia y la prosperidad son hijas de la autoestima.

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