fbpx

INGLÉS / ENGLISH

Autorrealización: cómo ser feliz a través de la satisfacción de tus necesidades

Llegas a un momento de tu vida y, de repente, la ansiedad se apodera de ti. Suele ocurrir cuando superamos barreras de la edad (30, 40, 50 o 60 años) que socialmente están cargadas de un lastre cada vez más pesado. También, cuando logramos una meta, sobre todo en lo profesional, lo académico o lo económico, que nos trazamos en el pasado.

El diccionario define ansiedad como “Estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo” o como “Angustia que suele acompañar a muchas enfermedades, en particular a ciertas neurosis, y que no permite sosiego a los enfermos”. Como ves, nada bueno, nada que sea saludable para tu cuerpo y tu mente, así que hay que eludirla en la medida de lo posible.

El problema es que la ansiedad está atada a las emociones, que ya sabes que son traviesas, caprichosas y traicioneras. Si les permites dominarte, es muy probable que la pases mal porque jugarán contigo, atacarán tus puntos débiles, tus debilidades, y te harán sufrir. Y, además, debes saber que es imposible vivir sin ansiedad, que es una voz de alerta.

¿Entiendes? Para avisarte que debes ir al odontólogo, el cuerpo utiliza el dolor, que se incrementa en la medida en que no le prestes atención. Sube y sube, hasta que no lo aguantas más y te ves obligado a reaccionar. Igual sucede con la ansiedad: te indica que algo no funciona, que algo no va bien, y más vale que no ignores sus señales.

Y cuando ignoras las señales de la ansiedad de manera sistemática, llegas a ese momento incómodo, en el que la vida te confronta. Y de la mano de la ansiedad, que se manifiesta a través de preocupaciones (mundanas y existenciales), llegan los interrogantes que nos quitan el sueño, que nos arrebatan la tranquilidad, que nos ponen contra la pared.

“¿Quién soy?”, “¿A qué vine a este mundo?”, “¿Cuál misión me encomendaron?”, “¿Por qué me siento infeliz si tengo todo lo que había deseado?” y otras más. Sí, tienes una familia de la que te sientes orgulloso, eres un empresario exitoso, ganas dinero suficiente para darte gustos, tu entorno y tu comunidad te reconocen como alguien valioso, pero

Has pagado un alto precio por alcanzar lo que soñabas, te esforzaste al máximo, hiciste sacrificios en procura de alcanzar las metas propuestas y poco a poco las cumpliste. Una tras otra. Deberías ser feliz, muy feliz, pero la realidad es que vives ansioso, inseguro, inconforme. No estás satisfecho con la vida que has construido y no sabes qué hacer.

Lo más aconsejable en estos casos es volver al punto de partida, a los cimientos, a los fundamentos de tu vida. ¿Es la que siempre soñaste? ¿Esta vida que tienes está conectada con tus sueños, pasiones y propósito? ¿Está condicionada y limitada por las expectativas de otros? ¿Vives en función de otros? ¿Priorizas las necesidades de los demás?

Sí, son preguntas duras, interrogantes retadores que preferimos eludir. Primero, porque no queremos asumir la responsabilidad que se requiere para cambiar. Segundo, porque nos da miedo enfrentar esas situaciones, que muchas veces nos superan. Tercero, porque nos aterra la idea de perder la aprobación de los demás, porque podemos quedarnos solos.

De manera automática, activamos del modo supervivencia, que no es más que una armadura para protegernos de aquello que nos amenaza. En vez de aceptar los errores y tratar de corregirlos, en vez de asumir la responsabilidad por esos errores, en vez de enfrentar las consecuencias y tratar de reparar el daño, nos escondemos bajo una coraza.

Y así se nos escapan la vida, la tranquilidad, la paz, la abundancia y la tranquilidad, como el agua entre los dedos. ¿El resultado? La ansiedad se apodera de nosotros. Lo peor, ¿sabes qué es lo peor? Que a veces, muchas veces, solo reaccionamos, solo tomamos cartas en el asunto cuando llegamos a la situación límite, cuando el margen de error es el mínimo.

¿Qué hacer, entonces? Lo dicho: volver a lo básico. ¿Y qué es lo básico? Definir, entender y priorizar tus necesidades. ¿Cómo conseguirlo? Hay una herramienta muy poderosa, la teoría de la motivación humana de Abraham Maslow, formulada en 1943. ¿La conoces? Es muy probable que la hayas visto en internet y acá te la explico por si no la atendiste.

Maslow, un sicólogo estadounidense, impulsó una nueva manera de entender esta ciencia. Lo hizo a partir de enfocarse ya no solo en los trastornos mentales y las enfermedades, como siempre se hizo, sino también en el potencial humano. Este paradigma llegó a ser conocido con el término de psicología humanista o sicología basada en el ser humano.

Mientras realizaba investigaciones con monos, en la primera etapa de su carrera, Maslow descubrió que ciertas necesidades prevalecen sobre otras. ¿Por ejemplo? Si tienes hambre o sed, tenderás a calmar la sed antes que comer. Después de todo, puedes pasarte sin comer unos cuantos días, pero solo podrás estar un par de días sin agua. ¿Entiendes?

La razón es que la sed es una necesidad más fuerte que el hambre. Así mismo, si estás muy muy sediento, pero estás en un hospital y te colocaron un artefacto que no permite respirar, ¿cuál es más importante? La necesidad de respirar, por supuesto. Es una premisa sencilla que se aplica a todos los ámbitos de la vida, solo que la desconocemos.

A partir de esos descubrimientos, Maslow creó su hoy famosa jerarquía de necesidades. Además de considerar las evidentes agua, aire, comida y sexo, estableció 5 bloques: las necesidades fisiológicas, necesidades de seguridad y reaseguramiento, la necesidad de amor y pertenencia, necesidad de estima y la necesidad de actualizar el sí mismo (self).

Veamos en qué consiste cada una:

1.- Necesidades fisiológicas. Son comida, bebida y descanso, principalmente. Es lo más básico para mantenerse con vida, las que están estrechamente relacionadas con la supervivencia. Dado que venimos programados, las suplimos inconscientemente

2.- Necesidades de seguridad. Relacionadas con la sensación de confianza y tranquilidad. Incluye los aspectos que nos hacen sentir tranquilos, como tener dinero, seguridad física, vivienda, estabilidad laboral, un buen plan de jubilación y un seguro de vida 

3.- Necesidades sociales. Estas implican sentimientos de pertenencia. Es decir, sentirse integrado en la sociedad a través de las relacionas interpersonales y el desarrollo afectivo: amistades, pareja, familia, ser parte de un grupo, recibir y dar afecto, tener amigos

4.- Necesidades de reconocimiento. Están relacionadas con la confianza, la reputación, con lo que otros piensas y dicen de nosotros. Maslow las clasificó en dos categorías: la autoestima y la reputación o respeto, que precede a la autoestima o dignidad

5.- Necesidades de autorrealización. Se diferencia de los anteriores porque apunta a lo que aspiramos, mientras que las anteriores son necesidades de carencia. Es la búsqueda del crecimiento personal y el desarrollo del potencial para lograr su éxito y felicidad

La felicidad y el éxito, sea cual sea la idea que tengas de estos conceptos, solo es posible a través de la autorrealización. Por eso, sin caer en la trampa del egoísmo, debes ponerte como tu prioridad, debes entender que tu tarea primordial es trabajar en ti, primero, para luego ofrecer a otros, al mundo, lo que has cultivado en tu interior. Así es como funciona.

La clave de la autorrealización, así mismo, está en saber disfrutar el proceso, en aprender a valorar y agradecer cada paso que das, cada logro que obtienes, cada lección que surge de un nuevo error. También es necesario que aprendas que nunca terminarás el proceso, es decir, que si en algún momento crees haber llegado al final, cuidado, estás equivocado.

¿Por qué? Porque el día que se sientas autorrealizado te estancarás, habrás entrado en una peligrosa zona de confort de la que, quizás, sea difícil salir. No hay techo establecido en el tema de la autorrealización, entiéndelo. De lo que se trata es de subir el listón una y otra vez, como si fueras un saltador de pértiga y estuvieras en la final de un mundial.

Poco a poco, pero siempre más alto. Más conocimiento, nuevas habilidades, mejores contactos y relaciones, más formas de ayudar a otros… En el proceso de la autorrealización debes pensar como la persona que acude al gimnasio a practicar deporte, a entrenarse: al final de casa sesión se siente exhausto, agotado, exprimido, pero siempre quiere más.

Además, no pases por alto los beneficios que puedes recibir: 

1.- Percibir la realidad con mayor precisión (vivir el presente a plenitud)

2.- Aceptarte tal y como eres, aceptar a los demás y tu entorno

3.- Ser auténtico, darte el permiso de pensar y sentir lo que quieras

4.- Te enfocas en la solución, más allá de la magnitud de los problemas

5.- Eres independiente y autónomo en tus decisiones, logras lo que deseas

6.- Eres abierto a otras personas, actúas con una sensibilidad y empatía 

7.- Estableces vínculos profundos, pero eres selectivo a la hora de confiar

8.- Aprecias, por su propio valor, el proceso de hacer las cosas, hacerlas bien

9.- Posees un buen sentido del humor filosófico, una visión positiva de la vida

10.- Eres lo suficientemente fuerte, independiente y confiado para salir adelante

Maslow utilizó el término de ‘experiencia cumbre’ para referirse a los momentos de autorrealización intensa. Momentos en los que sientes que todo en el universo encaja a la perfección, que la vida fluye. Son experiencias óptimas, que te brindan bienestar, placer y paz, de esas que hacen que pierdas la noción del tiempo y guardes recuerdos imborrables.
“La meta principal es la autorrealización intima del ser, que no debe descuidarse por las metas secundarias, y el mejor servicio que puede hacerse a los demás es la liberación de uno mismo, dijo Buda Gautama. Y, con su inmensa sabiduría, la Madre Teresa de Calcuta lo refrendó: “El que no vive para servir, no sirve para vivir”. Servir, la más pura muestra de autorrealización.

Entradas

Comparte

Leave Your Comment