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Mindfulness: la poderosa técnica para vivir y disfrutar el presente, aquí y ahora.

Vivimos a mil por hora, pero no por eso la vida pasa más rápido. Con esa actitud, que es aprendida de otros y condiciona por nuestro entorno, lo único que conseguimos es perder la oportunidad de disfrutar lo mejor de la vida, los pequeños detalles, y afectamos la salud. El problema es que nos cuesta bajar el ritmo o, peor, no sabemos cómo hacerlo.

La vida moderna se ha convertido para el ser humano en una paradoja, en una suerte de contradicción. ¿Por qué? En la búsqueda del bienestar pleno, del disfrute de la vida, hemos adquirido hábitos y comportamientos que, a la larga, atentan contra nuestra esencia. Y, lo más grave, nos arrebatan la tranquilidad y la paz, nos hunden en la ansiedad y el estrés.

Que, quizás lo sabes, son el punto de partida de los males que más vidas cobran en estos tiempos porque están asociadas a enfermedades cardiacas, diabetes y depresión, entre otras. ¿El detonante? Esa manía de vivir a mil, de correr de un lado para el otro sin cesar, de asumir mil y una responsabilidades simultáneas, de apegarnos a lo material.

Tenemos todo lo que deseamos y quizás más de lo que necesitamos, pero a cambio de un precio demasiado alto: nuestro propio bienestar. Dedicamos demasiado tiempo en trabajos que no nos agradan y en los que no somos felices. Comemos mal, a deshoras y, por si esto fuera poco, descansamos mal. Eso, sin contar con los hábitos sedentarios.

Un peligroso cóctel, una especie de bomba de tiempo a punto de estallar. Sabemos muy bien cómo pisar el acelerador, y lo disfrutamos, pero olvidamos cuál es el pedal del freno. ¡Y no podemos parar! Vivimos enfrascados en una frenética y  loca carrera que, al menos en la vida real, no termina bien. Así es cada uno de nuestros días, como un espiral sin fin.

¿Cuáles son las manifestaciones más comunes de esa vida a las carreras? Veamos:

Vivimos atados al pasado, que ya quedó atrás, y enfocados el futuro, que aún no llegó

Asumimos más responsabilidades de las que en realidad podemos gestionar

Estamos condicionados por lo que otros dicen, por lo que otros nos imponen

Establecemos expectativas exageradas que difícilmente podemos alcanzar

Cargamos un exceso de preocupaciones y frustraciones que nos debilitan

Sufrimos demasiado por hechos que no sabemos si van a ocurrir (suposiciones)

Nos dejamos dominar por las emociones, que nos agobian y presionan

Malgastamos el tiempo en actividades que no nos hacen felices

Actuamos en función de los demás y nos olvidamos de nosotros mismos

Hemos establecido como prioridad cosas que son secundarias en la vida

Somos compradores y consumidores impulsivos, no valoramos los recursos

Abusamos del planeta, de la naturaleza, como si fueran inagotables

Y más, otras más, por supuesto. Por fortuna, dentro de su sabiduría la vida nos provee las herramientas necesarias para acabar con esta situación, para ponerle fin a esta situación y cambiar el rumbo de esa existencia angustiante. Una de ellas, milenaria, es el Mindfulness, una serie de técnicas que nos permiten bajar la velocidad y reconectarnos con nuestra esencia.

Si bien es imposible determinar con exactitud su origen, se conviene que proviene del budismo y data de 2500 año a. C. Etimológicamente, este término es una traducción al inglés de la palabra sati, en pali (que fue el idioma en el que se registraron las enseñanzas de Buda), y significa intención, atención pura, recepción y presencia del corazón.

Es un concepto rico y múltiple: abarca a la vez una práctica formal de la meditación y también una manera de percibir el mundo, a la vida y a uno mismo. Está estrechamente conectada con la espiritualidad, con el propósito de vida, es decir, con la razón por la cual el ser humano llegó a este mundo. Implica en conocimiento de las técnicas y su práctica.

Se dice que el budismo nació en Kapilavastu, en la frontera entre India y Nepal. Allí vivía Siddharta Gautama, un príncipe que, tras darse cuenta de que fuera de su palacio había pobreza y sufrimiento, decidió abandonar los lujos y emprender una vida humilde de ascetismo y retiro, lejos del frenesí mundano. Entonces, se convirtió en Buda, el Iluminado.

Se considera que el Mindfulness llegó a Occidente a mitad del siglo pasado gracias a los occidentales que visitaban la India. Uno de ellos, Jon Kabat-Zinn, un médico que estudió meditación budista en la India. Al volver a EE. UU., fundó un programa de reducción del estrés que utilizaba las técnicas de la meditación budista y lo llamó mindfulness

Como obtuvo buenos resultados, muchos otros científicos se interesaron por el mindfulness e hicieron sus propios estudios. Así, corroboraron los beneficios de este tipo de meditación. Con el paso del tiempo, esta técnica ganó adeptos en Occidente y ahora es una útil herramienta para combatir el estrés, la ansiedad y otros males comunes.

La clave es entender que el mindfulness es un entrenamiento, es decir, requiere práctica constante para conseguir los resultados esperados. No hay magia y tampoco es posible alcanzar cambios inmediatos. Algunas técnicas que nos pueden ayudar son el yoga, la meditación, la respiración consciente y el escaneo corporal, pero no son las únicas.

Mi consejo es que comiences con unos pocos minutos al día, 5-10, mientras adquieres el hábito. Luego, diseña una rutina de al menos 30 minutos que te brinde la sensación de bienestar que buscas. Ten paciencia, porque muchas personas dicen que el mindfulness no funciona porque pretenden avanzar rápido y así no funciona. Te sugiero estos pasos:

1.- Elige un momento del día. No hay un momento perfecto o adecuado para comenzar. Es muy probable que en la mañana, justo después de levantarte, sea el más conveniente, pero eso solo puedes saberlo tú. Quizás sea antes de acostarte o a media jornada

2.- Elige un sitio. Un buen ambiente, calmado, silencioso, iluminado, preferiblemente alejado de distracciones externas, te ayudará a concentrarte en la rutina. El jardín (si lo tienes) o un parque cercano son buenas opciones por el contacto con la naturaleza

3.- Ponte cómodo. Dado que la esencia de esta técnica es relajarte, es conveniente que te pongas ropa cómoda. No olvides que se trata de un ejercicio, así que utiliza prendas frescas con las que te sientas liberado. Si no te distrae, puedes acompañarte con música

4.- Enfócate. Concéntrate en tu respiración, en cómo el aire entra por tus fosas nasales y recorre el camino hasta tus pulmones. Luego, exhala lentamente y percibe cómo hace el camino de regreso y sale llevándose consigo lo malo y negativo. Repite una y otra vez

5.- Libérate. El sentido del mindfulness es permitir que aparezcan los pensamientos y emociones, que afloren libremente. No te distraigas con ellos, no los juzgues, no intentes repelerlos: solo deja que salgan libremente. Con la práctica, apreciarás los resultados

A medida que realizas la práctica disciplinada y constante, a través del mindfulness aprendes a tolerar el impulso de seguir patrones que no te sirven. Cultivas un espacio entre el pensamiento y la acción, a partir de la constancia, poco a poco aumentas la capacidad de estar en este espacio y en este momento, es decir, en el presente.

La esencia del mindfulness consiste en traer al presente, de situarnos en el presente, en el aquí y ahora. Es la forma de ponerle freno a esa frenética y loca carrera de la rutina que nos envuelve y nos impide pensar y sentir, apreciar lo bueno que la vida nos brinda cada día, esos pequeños detalles que marcan las grandes diferencias y nos dan paz y felicidad.

Sin la práctica del mindfulness, sería imposible observar y reconocer la propia experiencia y vivir en este mundo. Que, seguro lo sabes, es maravillosa, un privilegio único. Sin embargo, y aunque creemos tener control consciente de nuestra atención, lo que sucede es que constantemente atendemos pensamientos acerca del pasado o del futuro, que nos distraen.

La adecuada práctica del mindfulness te permite reconocer lo que sucede mientras sucede, y aceptar activamente el fluir de la experiencia tal cual se está dando. Así es que, aunque experimentes algo desagradable (por cierto, algo inevitable en la medida en que estés vivos), podrás ahorrarte el sufrimiento añadido conseguir que aquello desagradable desaparezca. 

¿Cuáles son los principales beneficios de la práctica del mindfulness? Veamos:

Estar plenamente en el presente, en el aquí y ahora

Observar pensamientos y sensaciones desagradables tal cual son

Conciencia de aquello que se está evitando, quizás por miedo

Conexión con uno mismo, con los demás y con el mundo que nos rodea

Mayor conciencia de los juicios

Aumento de la conciencia de sí mismo  

Menor reacción frente a experiencias y emociones desagradables

Menor identificación con los pensamientos (“no soy lo que pienso”)

Reconocimiento del cambio constante (pensamientos, emociones y sensaciones que vienen y van)

Mayor equilibro, menor reactividad emocional

Mayor calma y paz  

Mayor aceptación y compasión de sí mismo

Jon Kabat-Zinn, a quien se atribuye la introducción del mindfulness en Occidente, define esta práctica como “Prestar atención de manera intencional al momento presente, sin juzgar”. Este tipo de atención nos permite aprender a relacionarnos de forma directa con aquello que está ocurriendo en nuestra vida, aquí y ahora, en el momento presente. 

Es una forma de tomar conciencia de la realidad, de darnos la oportunidad de trabajar conscientemente con el estrés, dolor, enfermedad, pérdida o con los desafíos que nos presenta la vida. La clave está en enfocarnos, en concentrarnos en disfrutar y aprovechar el hoy, el presente, que significa “regalo”. Un “regalo” que, lo sabes, nunca se repite.

En contraposición, nos sometemos a una vida en la que no ponemos atención, en la que nos encontramos más preocupados por lo que ocurrió o por lo que aún no ha ocurrido. Es decir, en un pasado que no se puede cambiar y en un futuro que no llegó. Eso nos conduce al descuido, al olvido y al aislamiento, a reaccionar de manera automática.
La atención plena que nos brinda el mindfulness nos ayuda a recuperar el equilibrio interno, que es la base de la paz, la tranquilidad, la felicidad y la abundancia. A través de esta técnica, se nos abre la puerta hacia nuevas posibilidades, nos trae al aquí y al ahora, nos invita a vivir, disfrutar y aprovechar una vida de manera plena y en el presente.

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